Sería imposible
plasmar en un texto lo que estos paisajes me hacen sentir desde mi niñez. Solo
pretendo que admiréis la belleza y os enamoréis de ellos una milésima parte de
lo que yo lo he hecho a lo largo de estos años...
Cañones
del Sil. Desde el mirador de Doade uno se siente pequeño.
La magnitud de lo que la naturaleza ha ido esculpiendo en esta tierra,
impresiona.
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Viñedos Amandi.
Dispuestos en bancales con una inclinación cercana a la verticalidad.
Imprescindible visita para quien dude de la viticultura heroica que aquí se
estila.
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Vistas desde la vertiente Ourensana. Ya encarada la subida desde el club náutico de
Doade hacia Castro Caldelas, y solo a un par de km de esta última localidad.
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Cañones del Sil.
Viñedos de las zonas más bajas de la ladera lucense. En un terreno
prominentemente rocoso donde solo proliferan los elegidos.
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