Me parece un ejercicio de
responsabilidad reflexionar sobre el uso del “sulfuroso” (SO2) a
raíz de la publicación de un artículo en ‘elmundovino’ titulado:
“¿Agentes
quelantes en vez de sulfuroso?”.
En el se adelanta la
publicación de un artículo científico que demuestra el potencial de ciertos
agentes quelantes para sustituir al SO2. Por deformación formativa y
profesional ese título ya no suena muy esperanzador, pero vayamos por partes...
Por otra parte, su uso
esta extendido en el mercado de frutas y verduras, ya que evita fenómenos de
pardeamiento que afean la apariencia externa del producto, dando imagen de
falsa “frescura”. Mira por donde, en estas matrices esta prohibido por la FDA a
cualquier nivel porque induce al fraude, NO por su toxicidad. Aún así no
produce tanta controversia en esos círculos. El debate está servido, y creo que
será eterno.
Los opositores al uso del
SO2 se amparan en que puede producir problemas respiratorios a
individuos con algún tipo de afección asmática. E incluso se atreven a
establecerlo como culpable único de que algunos blancos produzcan ese famoso
“se me sube a la cabeza”.
Ciertamente, el SO2 se
usa desde el tiempo de los griegos por sus propiedades desinfectantes y
antioxidantes. Dato. La FDA cifra en un 5% la proporción de individuos
asmáticos sensibles al SO2. De todos modos, estos individuos solo
desarrollan afecciones respiratorias leves por exposición prolongada a
concentraciones mucho mayores a las reguladas en productos derivados de la vid.
Lo cual me hace preguntarme;
Mi humilde respuesta es
NO, para el caso de los citados ‘agentes quelantes’. Considerablemente más
caros, con un comportamiento que no puede pretender sustituir al del SO2 y
también con efectos secundarios tóxicos, no creo sean alternativa viable en la
industria enológica.
Para pensar. En el citado
estudio se demuestra el comportamiento como agentes quelantes de metales
presentes en la matriz. Bien. ¿Son realmente los metales los causantes de la
oxidación en el vino?. No me lo parece. Pueden actuar como catalizadores de
procesos oxidativos, pero por lo que mis buenos maestros me han enseñado del
vino, en este predominan los procesos oxidativos microbiológicos, y es aquí donde
el SO2 se “come” si se me permite la expresión, a estos agentes
quelantes, que carecen de actividad inhibidora de procesos de oxidación
enzimáticos.
Merece la pena
reflexionar si la cruzada “anti SO2” existente entre determinados
sectores tiene sentido. Si es para sustituir el SO2 por otros
compuestos químicos, me parece una batalla justificadamente ganada por la
tradición a la ciencia. Si es para evitar su uso, me parece perfecto, pero
todavía estoy esperando la primera bodega que se arriesgue a comercializar un
vino, completamente exento de sulfuroso. No me creo a muchos productores que
dicen tal cosa pero no presentan un adecuado sistema que garantice la
trazabilidad del producto y que no se emplea SO2 en ninguno de
los procesos de producción.
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