viernes, 24 de enero de 2014

El vino. Una de mis pasiones.


Quizás porque mis raíces pertenecen a una tierra donde se estila la viticultura heroica. Donde quien más quien menos practica produciendo este líquido elemento en sus bodegas caseras. Donde los depósitos y barricas, son cubas. Donde la fermentación controlada por levaduras seleccionadas, sucumben ante un numeroso ejército de una heterogénea selección de hongos que probablemente lleven viviendo más en la bodega que cualquier anciano del lugar. Donde los tractores y demás aparejos industrializados no pueden saltar entre los irregulares y seculares bancales. Ribeira Sacra.





Ribeira Sacra (Teixeira, Bouzas, Pombar y Barxacova) Septiembre 2013.
Para mí, no es una moda pasajera. No leo y estudio porque "queda bien" saber de vino. Los que verdaderamente saben de esto, no son los que leen un libro o van a cursos, si no quienes trabajan la viña y la bodega. Esto solo pretende ser una pequeña introducción al caos. Un aviso de que en sucesivos posts os transmitiré mi rechazo a la viticultura irresponsable, a la enología desequilibrada y sobre todo, al esnobismo irracional que ha llegado al mundo de la cata. Aunque a veces esta mentira sea de la que vive este mundo. He llegado a leer notas de cata, en la que expertos catadores profesionales perciben notas de "pipi de gato mineralizado", aromas de "hierbas de tocador", o que incluso a copa parada se atreven a comparar la tonalidad del vino con la de la sangre de una persona hemofílica. ¿PERO QUE COJ..?. Esto solo hace daño,  y resta credibilidad. Soy un fiel creyente en que el vino es una elección MUY personal, y es lo que os iré transmitiendo poco a poco, o eso pretendo.


Como lectura obligatoria os dejo este artículo publicado en El diario de Cadiz. ¿Os suena?


http://www.diariodecadiz.es/article/andalucia/1531527/la/extincion/esnob/vino.html


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